Se acabó todo. En un partido que reflejó todo lo que aquejamos en el año, quedó claro que este equipo no merecía pasar a la final. Pero lo de la hinchada, en los minutos finales, fue hermoso.
No hay mucho que descubrir. Se podría decir que era un resultado previsible. Sporting Cristal ya ha tenido juegos así este año y no pudo meter siquiera un gol. El equipo no pudo sobreponerse a los rivales más fuertes este año. Solo pudimos voltear los partidos a los equipos más pequeños y humildes del campeonato.
¿Cuándo nos volvimos tan temerosos e intrascendentes? Sporting Cristal siempre era un equipo que salía por todo, sea frente a nuestros rivales clásicos, frente al equipo animador de turno o en la Copa Libertadores. Era seguro que derrotar a Cristal te iba a costar sufrir ataques y, sobre todo, goles. Nadie se la pasaba tan tranquilo como este Melgar. El propio cuadro rojinegro lo sufrió en 2015, cuando -tras haber sacado un importante empate en Lima- se comió 2 goles en la final en Arequipa y sudó frío para ganarnos al último minuto. Ese Sporting Cristal era el más temido por los rivales. No este equipo intrascendente.
Si Grimaldo y Yotún no hubieran salido lesionados ¿cambiaba la historia? Permítanme dudar.
Pero bueno, el tiempo de nuestro DT está más que acabado. Creo que lo que la mayoría teme son las decisiones de la dirigencia sobre quién será el futuro entrenador, más que la partida del actual DT. Porque es un hecho que Roberto Mosquera no debería seguir. Y también habría que evaluar el futuro de algunos futbolistas. No quiero ser lapidario. Hay que tener cabeza fría para decidir, pienso.
Y lo que me parece importante: lo del final.
Lo del final fue hermoso. Hermoso.
Nuestro año se fue al carajo, perdiendo 4-0 el global, sin grupos de Libertadores, lesiones, un villano de DT, jugadores trotones y una dirigencia casi inexistente. Pero los hinchas se pusieron a cantar, a sacar lo último de la voz en el estadio. Nos costó llenarlo, pero lo hicimos. Y cuando nos metían gol, seguían los hinchas apoyando. El barco ya estaba a la deriva, pero no había mutismo.
Además, para detalle, el hincha que se metió a la cancha. Colocando la camiseta en alto. Como mandando un mensaje a los presentes. El mensaje que debería ya saberlo los que manejan el club. Sporting Cristal por encima de todos.
Ese es Sporting Cristal, Cristaaaal, Cristaaaal. Ese es Sporting Cristal, Cristaaaal, Cristaaaal.... era el sonido que retumbaba en el coloso. Nuestro grito, expresando que también en las malas seguimos apoyando. Porque no podíamos dejar de hacerlo. Todos pasan, pero los hinchas quedan.
Si este es el final de una era -la del año par- que todos sepan que Sporting Cristal sigue más vigente que nunca, porque sus hinchas lo gritan a los cuatro vientos. Nos levantaremos y vendrán tiempos mejores, claro que sí. Porque los hinchas somos los llamados a estar vigilantes, los llamados a ser más protagonistas que nunca.
No seamos como el Boys (que es un ejemplo de un equipo abandonado por su hinchada). Nosotros seamos la mejor versión de nosotros y empujemos el carro hacia el éxito.
¡Siempre arriba! ¡Fuerza Cristal!
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